Experiencia del misterio un día de Viernes Santo
Estando en la
oración un día, en 12 de abril[1],
con deseos que el Señor daba de darle gusto y con una fuerza que el mismo Señor
hacía a mi alma, y grande, para estimar solo esto, el Señor, como agradecido de
lo mismo que Él daba a mi alma, se le mostró como corriendo sangre, y que de
todas las partes de su cuerpo le salían unas gotas y estas eran tantas que todo
lo cogían.
Me dijo el
Señor: María, de todas estas gotas y
partes ha de tener parte y particular gozo tu alma, de modo que has de ser
premiada y se te dará particular gloria de lo que en esto has conocido.
Yo le respondí:
Señor, parece tratas de premio cuando yo
te estoy pidiendo perdón de mis pecados. Yo no quiero otro premio más que
conocer las obras de la cruz.
Entonces el
señor me dijo: María, ¿no ves que no hay
cruz sin premio? ¿No ves que la cruz está unida con la divinidad, y que la
divinidad es Dios, y que quien recibe de Dios es premiado? No puede haber cruz
sin premio porque la cruz es obra y obra sin paga en mí no cabe. ¿No ves que
quien recibe la cruz y lo que significa conoce y es el mayor favor más que yo
puedo hacerle? Es premio el que yo hago al hombre cuando le doy a conocer la
verdad de mis caminos, que son los de la cruz.
Y es que yo la tengo unida la cruz con la divinidad y con conocimiento de
Dios, el alma que obra en cruz conoce mi gusto y, conociendo mi gusto, opera en
él. Y eso ya es premio, porque toda luz de Dios es premio. Y así, no hay cruz
sin premio, entendiendo de la cruz que es conocida y vivida, que muchos
padecerán y no conocerán la cruz.
Es así, María, esto que te enseño en mí es en lo que muchas veces has
obrado y conocido que la cruz era mía, a
la manera que yo trabaje y viví en ella, que fue como te enseñé: en todas las
partes de mi cuerpo dándole el ser, en todas al igual que en una, a la manera que estoy todo en cada
parte de la hostia y todo en toda la hostia. De aquí, de esta obra, le vino el
fruto que tiene el Sacramento, que es mi cuerpo.
Yo le dije: Señor, eso ya lo veo, mas ¿toda la sangre no
tiene el mismo valor que una gota? ¿Y una gota que toda? ¿Cómo dices que has de
premiar y dar particular gloria por todas las gotas? Dijo el Señor: Mi cuerpo, María, recibe particular premio
por sus obras, y así como aquí padeció de la manera que te he dicho, así recibe
del Padre con particular favor, particular gloria y particular premio en todas
las partes que tuvo en cruz, con particular ser que allí tengo. Pero esto solo
a quien yo lo revelare lo sabrá, y solo el Espíritu Santo lo puede dar a
conocer; y quien ha trabajado y ha entrado en estos agujeros[2]
y dormido en ellos, de ellos ha de recibir; que quien me acompaña en vida y los
conoció, en muerte resucitarán estas obras y ellas vivirán para siempre, como
te he dicho: que la cruz es premio y de ella recibirá siempre.
Yo, como veía en el Señor y conocía mi alma lo que el Señor le decía, le dije: Señor, guiad mis caminos de modo que yo te sirva. El Señor, con particular amor, dijo: María, eso lo haré de modo que sea yo el que vaya delante y guíe tus cosas, que me va mi honra y es mi camino este. Y no solo eso, sino que premiaré a quien te ayudare en él, como premié a quien me acompañó a mí y confesó en el mundo.
Esto decía el Señor y mi alma se enternecía con las palabras del
Señor, y andaba deseosa de darle gusto, y me parecía a mí que me hallaba muy
indigna de recibir estos favores. Y volvía a recogerme el día del Jueves Santo,
con gran ternura que el Señor daba a mi alma y con un conocimiento grande de
sus obras, que en cada palabra que en los salmos se decía como en lo que el
Evangelio enseñaba, todo parecía era como un mar de aguas vivas en que el Señor
ponía a mi alma, para confundirla del grande conocimiento que ella tenía y el
Señor le comunicaba.
Y así, ahogada y tierna, y con dolor de lo
poco que yo correspondía a lo mucho que me daban, le dije al Señor: Señor, si
estuvieras dando a otro, qué cierta estoy que hubiera trabajado y vivido mucho
más y hubiera servido con más veras que yo lo he hecho.
Señor.ayudme a hacer tu voluntad, señor enséñame a llevar la cruz Amén 🙏
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