EXPERIENCIAS
EXTRAORDINARIAS CON LOS ÁNGELES EN LOS
TEXTOS
DE MADRE MARIA EVANGELISTA
Seminario entre el Cielo y la Tierra:
Un acercamiento a la angelología. Textos de María Evangelista
Artículo de PATRICIO PÉREZ FERNADEZ
INTRODUCCION
Con la lectura y estudio de la obra "Ángeles y
Demonios. Criaturas Espirituales" del Prior de la Abadía del Valle de los
Caídos O.S.B. Santiago Cantera Montenegro, podemos adentrarnos y descubrir un
tema religioso, que no solamente aparece en el catolicismo, y que aun hoy en
día está rodeado de mucha incredulidad, imaginación, fantasía, superstición,
devoción o fanatismo. Incluso dentro de la Iglesia católica encontramos ideas,
pensamientos y afirmaciones contrapuestas contra la existencia, ya no de los
ángeles, sino del mismo demonio o del infierno por parte de algunos sacerdotes,
equiparando su identidad como una fuerza, un estado de impureza, una
representación del mal, etc... Si creemos en la existencia de los ángeles,
creemos en la existencia de los demonios, que no son sino ángeles caídos en la
rebelión contra Dios. En el prólogo inicial del libro del padre Cantera, se menciona
una frase del teólogo alemán A. Winklhofer, que puede resumir perfectamente y
concluir este planteamiento, que dice: "Si quisiéramos desembarazarnos de
los ángeles, se debería revisar radicalmente la misma Sagrada Escritura y con
ella toda la historia de la salvación". Si negamos esto, negamos una
realidad que el propio Magisterio mantiene y cree desde la fe revelada en la
Sagrada Escritura, dogma de fe por el Credo apostólico, y verdad existencial en
el Catecismo de la Iglesia Católica: "La existencia de seres espirituales,
no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una
verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de
la Tradición" (CCE. 328).
EL ESTUDIO DE LA OBRA "ÁNGELES Y DEMONIOS"
El libro propiamente es un estudio de las criaturas
espirituales basado en las fuentes que expone concisamente, analiza la teología
de los ángeles y demonios, detalla la problemática que existe con su creencia
desde un punto de vista histórico, y contiene un apéndice de oraciones a los
ángeles que ha recopilado para su práctica.
El autor trata un tema teológico y desde la
teología, creyendo que la comunidad creyente necesita saber de las criaturas
espirituales por lo poco que actualmente se hablan de ellas y que aún despierta
gran interés. Desde niños hemos oído hablar de los ángeles, nos enseñaron a
rezarles y muchas personas mantienen ese hábito en su día a día, y se siguen
enseñando y transmitiendo a los hijos y los nietos. Los ángeles se encuentran
representados en nuestro patrimonio artístico: pinturas, esculturas, mosaicos,
iconografía, imágenes en las Iglesias, etc... Los ángeles han acompañado al
hombre desde su creación, pues fueron creados antes que el hombre. Y como parte
del cometido que Dios les encomienda, han participado en su caminar,
desarrollo, en su protección física, y en la lucha y combate espiritual contra
el mal; ya que influyen sobre el hombre, dependiendo que sean ángeles buenos o
malvados, algo permitido por Dios para poner a prueba nuestra fe y llegar al
triunfo del bien. Los ángeles y los demonios han estado presentes hasta en la
vida terrenal de Jesucristo de forma visible e invisiblemente: los ángeles
anuncian y cantan el nacimiento de Jesús; se sometió a las tentaciones del demonio
en el desierto; durante su vida pública realizó numerosos exorcismos; san Lucas
cuenta como en la Pasión un ángel le consolaba; y fueron los ángeles los que
anunciaron la Resurrección de Jesucristo.
En contraste con la falta de fe, en
algunos sectores incluso eclesiásticos, nos descubre cómo hay un resurgimiento
fuera del ámbito católico en las corrientes espirituales neognósticas como la
New Age (Nueva Era), donde nos advierte que ensalzan a los ángeles, pero
desvirtuándolos de cómo realmente son: criaturas espirituales creadas por Dios
desde el principio de los tiempos. O también el satanismo moderno de las sectas
satánicas, con la potenciación del mal y en donde el maligno busca expandirse;
prácticas esotéricas para abrir las puertas al demonio, y en la falta de fe de
la sociedad donde surgen espiritualidades que buscan otros
"sucedáneos" que cubran su necesidad y encuentran en el espiritismo,
la adivinación o la hechicería, su falta de Dios.
El libro trata la angeología con los dogmas de la
teología pero usando un lenguaje muy asequible para cualquier lector, a modo de
libro de instrucción o formación, para que los católicos podamos conocer mejor
este tema. En la doctrina católica tenemos como dogma la creencia de los
ángeles y los demonios, y lo atestigua desde la Escritura, la Tradición y el
Magisterio. Al rezar nuestro Credo diciendo: "Creo en un solo Dios, Padre
todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible" en “el cielo” tenemos implícito el reconocimiento de la
creación y la existencia de los ángeles; y en su continuación la referencia a
"lo invisible" es claramente identificativa con los ángeles. La
existencia de los ángeles es una verdad asumida por la fe; está afirmada en la
Sagrada Escritura en múltiples citas, y se encuentra en la Tradición y el
Magisterio de la Iglesia: en los Concilios y por los Papas (el padre Cantera
dedica a nuestros tres últimos Papas: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y
Francisco, sendos capítulos de sus enseñanzas sobre los ángeles y los
demonios). La obra refleja también la constancia espiritual del acompañamiento,
guía y experiencia personal de los ángeles en la vida de los santos; y en
contraste también las tentaciones del demonio.
El padre Santiago nos muestra que también podemos
creer en los ángeles por la razón, para ver que existen unos seres intermedios
espirituales entre Dios y el hombre. Esta prueba la aporta santo Tomás de
Aquino, a quien se le llama el doctor angélico. El afirma que en la creación
existe un orden jerárquico en todo lo creado por Dios; de igual forma que
demuestra por la razón la existencia de Dios, enseñándonos a los seres creados
en escala, se pasa de una perfección a otra mayor: seres inanimados, seres vivos
vegetales, animales, el hombre y la siguiente escala de perfección no puede ser
Dios, porque existe un orden intermedio que son creaturas puramente
espirituales: los ángeles.
En la segunda parte del libro nos habla de los
demonios, y cómo también incluso se niegan en la iglesia católica, por parte de
algún sacerdote inclusive, presentándolos como mito o símbolo; o identificar el
mal como algo abstracto. Y en contrate con todos ellos está la proliferación de
las sectas satánicas, culto al Diablo y el mal, que es una realidad en nuestra
sociedad. Él nos remite al poeta francés Charles Baudelaire que expresó
perfectamente: "El más bello ardid del Diablo es persuadirnos de que no
existe"; frase que repite san Juan Pablo II en su papado y a la que remite
en su Carta Apostólica "Parati semper". El Magisterio de la Iglesia,
Sagrada Escritura y Tradición siempre ha mantenido la existencia del Demonio y
de otros ángeles malignos, junto a la existencia del Infierno. Y se encuentra
reflejado en el Catecismo de la Iglesia Católica: cuando se habla del ángel
caído "llamado Satán o diablo, que primero fue un ángel bueno, creado por
Dios", pero se reveló contra Dios junto a otros y su pecado fue su caída
porque "rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su reino" (cf.
CCE. N. 391-392). Nos recuerda además de donde procede la rebelión de los
ángeles contra Dios: del pecado de la soberbia y la envidia. La soberbia de
querer ser como Dios y la envidia hacia el hombre; hecho que va a producir ese
ataque del demonio hacia el hombre con permisión divina constante, y que será
para el bien del hombre. Se cree, aunque no sea dogma, que la envidia de Luzbel
y los ángeles se produce cuando conocen que el Hijo de Dios se iba a encarnar;
y siendo el ángel por naturaleza superior al hombre algunos no aceptaron esto
de dar culto a un hombre-Dios, no llegando a alcanzar éstos la gloria de la
bienaventuranza que el resto alcanzaron para quedarse siempre junto a Dios; y
en su caída, su pecado y su derrota, fue arrojado definitivamente al infierno.
Finalmente, en la tercera parte del
libro, nos muestra que existe testimonio histórico de seres espirituales, en
todos los pueblos, culturas, civilizaciones y religiones; en donde siempre han
creído la existencia de espíritus superiores al hombre e inferiores a su
divinidad: tanto de signo bueno, como de signo maléfico. Son representados de
diferentes formas, pero similares a nuestra humanidad y con forma alada,
denominados de otras formas o igual que los denominamos nosotros: genios,
ángeles, espíritus, demonios...
Sus conclusiones nos enseñan que los ángeles forman
parte de nuestro entorno y están con nosotros, aunque no los veamos o los
oigamos, ya que no todo el mundo tiene experiencias extraordinarias
espirituales. Los ángeles son criaturas espirituales puras creados por Dios
para servirle, adorarle, amarle; y para guiar y ayudar a los que nos
encontramos por debajo de ellos: a los hombres. Dios nos ha dado a cada uno un
ángel de la guarda, al que podemos hablar, rezar, dirigirnos a él, pedir lo que
necesitamos... algo que nos enseñaron desde niños y que podemos seguir
haciendo. Y todas las jerarquías de los ángeles que sabemos que existen tienen
que ser confidentes nuestros, para orientarnos en nuestro camino y poder llegar
a la dicha eterna de la que ellos gozan, junto a Dios.
Junto a esta existencia buena,
también debemos estar alerta por la existencia de los demonios, tan real como
la de los ángeles. Los demonios, ángeles caídos al infierno sembradores del
mal, que nos tientan y acechan para apartarnos del camino de Dios. San Pablo lo
advertía ya en su Carta a los Efesios: "nuestra lucha no es contra hombres
de carne y hueso, sino contra los principados, contra las potestades, contra los
poderes mundanales de las tinieblas, contra los espíritus malignos del aire"
(Ef. 6, 12). No debemos olvidar que el mal, sigue actuando en todo nuestro
entorno cotidiano; incluso forma parte de aquellos que atacan el cristianismo o
lo persiguen, porque tiene un trasfondo de actuación del mal o diabólico, para
que esto ocurra. Y de nuevo recordar que en el combate contra el mal tenemos de
aliados a los ángeles, a los que siempre podemos recurrir pidiendo su
protección; junto a María, que es reina de los ángeles.
ESCRITOS SOBRE LOS ANGELES DE MARIA DE SAN JUAN
EVANGELISTA
Madre María de San Juan Evangelista
o Madre María Evangelista (1591-1648), fue monja cisterciense y fundadora del
Monasterio de la Santa Cruz en Casarrubios del Monte (Toledo), que tuvo una
vida sencilla ejemplar y en amor al Señor; y que falleció en olor a santidad
habiendo tenido durante su vida varias experiencias extraordinarias
espirituales de relación con los ángeles; de dialogo interior entre la
Trinidad; y revelaciones de nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Madre la Virgen
María o los santos; y que ella misma puso por escrito por indicación del padre
Bivar. Madre María Evangelista se encuentra en proceso de beatificación desde
2014. De estos escritos ha hecho un estudio y nos presenta una selección de sus
"Textos sobre los Ángeles" el padre D. Jesús Ramón Folgado, en el que
podemos comprobar que mantenía un diálogo con ellos, nos desvela sus nombres, y
como mantiene una especial relación con la Eucaristía, llegando incluso a
llevarle los ángeles físicamente, la comunión eucarística.
CONTRASTE ENTRE LAS EXPERIENCIAS DE
MARIA SAN JUAN EVANGELISTA Y EL ESTUDIO DE LOS "ANGELES Y DEMONIOS"
DE SANTIAGO CANTERA
Para profundizar en la realidad de ambos textos,
vamos a contrastar las experiencias con los ángeles de María san Juan
Evangelista con el estudio de Santiago Cantera; para poder comprobar como
existe todo tipo de información y detalles revelados que pertenecen al estudio
teológico de la angelología, y que difícilmente pueden encontrar explicación,
sino divina, de cómo una simple monja humilde y sin una formación teológica,
puedo llegar a tener ese conocimiento y verdad revelada. Es un claro ejemplo de
cómo podemos encontrar experiencias personales en la vida espiritual de algunos
santos, aunque ella aún esté en proceso de beatificación; pero de igual forma
estas experiencias extraordinarias son un hecho que se manifiesta en la vida
espiritual y en la vocación monástica; lo que detalla el padre Cantera en sus
Capítulos 10 y 11.
Con el objetivo de poderme remitir a los textos
utilizados, hare referencia de los mismos asignándole siglas de la siguiente
forma: (AyD) para el libro "Ángeles y Demonios" Criaturas
Espirituales de Santiago Cantera; y (TA) para los "Textos sobre los
Ángeles" de Jesús Ramón Folgado.
La
caída de los ángeles malos
Así, en las experiencias extraordinarias de Madre
María Evangelista encontramos revelaciones, cuyo contenido forma parte del
estudio de la teología cristiana. En una de ellas el mismo Señor le revela cómo
aconteció y describe el momento en la Creación de la separación entre ángeles y
demonios (TA. 24-26) y la razón por lo que ocurrió: el conocimiento de la
Trinidad, la Humanidad de Cristo y la Cruz, siendo invitados a adorarla; en
donde unos lo hicieron y otros se rebelaron (TA. N.18 80-81 - N. 68 94-95). El
capítulo 19 (AyD 141-148) sitúa este acontecimiento en los inicios de la
Creación, y explica cuál fue el pecado de los ángeles: la soberbia y la
envidia; y aunque no se encuentre como dogma de fe, los padres de la Iglesia
piensan que se negaron a aceptar la encarnación del Hijo de Dios, considerando
al hombre inferior en su naturaleza para ser ensalzado por Dios. También se
encuentra desarrollado así en los textos de Madre María Evangelista (TA. N. 60
93).
La
existencia de los ángeles: los ángeles en la Sagrada Escritura
Una de las pruebas que el Magisterio, la Tradición y
las Sagradas Escrituras nos enseña de la existencia real de los ángeles y los
demonios se encuentra en el Nuevo Testamento, y en la presencia narrada de
acompañamiento en la vida de Jesucristo: el ángel Gabriel en la encarnación
(Lc. 1,5-38), el anuncio a los pastores y en el nacimiento cantando gozosos a
Dios (Lc. 2, 8-14), en el sueño de san José (Mt. 1, 20-21), el que le avisa
para que huyan de Herodes (Mt. 2,13). Y más testimonios junto a Jesucristo
sirviéndolo y asistiéndolo: después de las tentaciones del desierto (Mt. 4,
11), en la agonía del huerto de los olivos (Lc. 22, 43) o fueron los ángeles
los que anunciaron la resurrección de Cristo. Testimonios recogidos en el
Capítulo 2 por el padre Cantera (AyD. 2 30-33). Igual testimonio recoge Madre
María Evangelista de un hecho concreto, y es como un ángel asistió para
fortalecer a Jesús en sus horas previas de agonía en el huerto de Getsemaní; y
ella le escucha narrar como aconteció ese momento del ángel con Cristo. Es muy
bonito el relato de como el ángel muestra su admiración al ver en el interior
de su alma la obra de la redención a la que se iba a someter Cristo (TA. N. 22
82-85).
La
jerarquía y los coros angélicos
Otra de las cosas únicas y especiales que muestran
los textos de Madre María Evangelista es que nos dice los nombres de muchos
ángeles con los que mantiene sus diálogos: Fortaleza, Alegría, Infinito, Paz,
Vida, Gabriel, Presteza, Luz , "El que tiene en el Señor", "El
que es" y "El que no tiene Ser". Son ellos los que le indican la
importancia de su nombre, como cuando le pregunta a "El que tiene en el
Señor", que puede aplicarse a todos los ángeles y le contesta que es el
Señor quien da los nombres y su significado expresa en
donde resplandece más esa virtud
(TA. N. 44 64-65 y N.67 66-69)). No tenemos una referencia exacta de esto en el
estudio de Santiago Cantera, salvo que en su clasificación de jerarquías y
coros angélicos (AyD 51-57) nos enumera los nombres de cada coro, pero no sus
nombres personales; algo que solo nos han trasmitido en la Sagrada Escritura de
los arcángeles, que el Libro de Tobías dice que son siete, y en los relatos
apócrifos del AT encontramos sus nombres: Miguel, Rafael, Gabriel, Uriel,
Baraquiel, Yehuiel y Zeadquiel. Por lo tanto, los escritos de Madre María
Evangelista nos indican que entre todas sus relaciones angélicas habla con el
arcángel Gabriel, que es el designado por Dios para trasmitir el anuncio de la
salvación a María en la encarnación; pero solamente encontramos en los textos
aportados una referencia a él y que ella misma desvelará: que él es la estrella
que guio a los magos de Oriente hasta el Enmanuel recién nacido (TA. N.7 42-44).
Gracia
y gloria en los ángeles. El conocimiento angélico y la Contemplación de Dios
Dentro del apartado de "Misericordias de Dios
comunicadas" a Madre María Evangelista, la N. 6 (TA. 41-42) comunica la
grandeza de Dios rodeado de los coros de los ángeles, y que ellos se alimentan
del sustento divino celestial gozando de su presencia. El capítulo 6 (AyD
49-50) nos aclara cómo los ángeles gozan del estado sobrenatural de encontrarse
en contemplación eterna con Dios, que sólo gozan aquellos que no cayeron en el
pecado de Luzbel, y que completaron recibiendo la bienaventuranza en su
perfección angélica de la que gozarán eternamente y por la que nunca podrán
pecar. Y en continuidad, el capítulo 7 (AyD 51-58) nos da una extensa
descripción de las jerarquías de coros angélicos que existen y que encontramos
en la Biblia y la Tradición dividida en nueve coros: serafines, querubines,
tronos, virtudes, dominaciones, potestades, principados, arcángeles y ángeles.
En el estudio de los padres de la Iglesia se jerarquizan de acuerdo a aquellos
que están más próximos a Dios y definen sus funciones; algo en lo que el padre
Cantera profundiza en el Capítulo 4, donde analiza la naturaleza del
entendimiento de los ángeles y el significado del conocimiento angélico en la contemplación
en Dios y el Verbo divino (AyD 40-45). La Madre María Evangelista nos habla
también de la función del canto de los coros de los ángeles, diciendo que
salmodian lo mismo que nosotros; y como su conocimiento de Dios les llena de
una gracia tan grande que sólo gozan de su estado continuo de estar alabando a
Dios (TA. N. 16 49-50); llega a especificar que cantos, y son de alabanza a
Dios como el "Te Deum Laudamus" (TA. N.14 79).
En extensión al conocimiento y contemplación de
Dios, Madre María Evangelista describe la exaltación gloriosa del Hijo tras su
encarnación, pasión, muerte y resurrección (TA. N. 46 52). Su humanidad
santísima se postró en humildad ante el Padre, a quien había ofrecido todo; y
obtenía la adoración de los ángeles. Amplio tema que desarrolla el padre
Cantero en su Capítulo 4 (AyD 40-45): los ángeles contemplan la Trinidad, y la
aman y tiene conocimiento pleno de su verdad inmutable. El ángel muestra un
conocimiento del Verbo natural y de gloria; y este entendimiento y visión les
da su felicidad, beatitud y bienaventuranza. En otro Texto de Madre María
Evangelista, hace una descripción detallada de algunos de los coros angélicos,
y como están absortos de estar junto a la grandeza del Señor; y extrapola su
bienaventuranza a la que dará a las almas que se mantengan con Él, llenándolas
de su Ser, cuando el alma se aparte del cuerpo y muera, porque su destino final
será contemplar la luz del Señor. Los ángeles están sustentados de Dios, manjar
de vida eterna, donde el alma humana ya no necesitará ningún que otro sustento
(TA. N.38 57-62- N. 41 62-64).
Los
ángeles y la vida espiritual
Los momentos más especiales de sus experiencias
extraordinarias espirituales, solían sucederle a Madre María Evangelista en el
contexto de la oración personal, del coro cenobítico; o en la celebración de la
Eucaristía, o el momento de su recogimiento en la Misa. De ahí posiblemente su
experiencia mística fomente la espiritualidad del culto eucarístico. Es una
gracia mística que recibía en numerosas ocasiones de su oración; llegando a
recibir la propia comunión eucarística de manos de los ángeles en múltiples
ocasiones, como se recoge en el apartado "Misericordias de Dios
Continuadas" (TA. N. 10 71-72 - N. 11 73-74 - N. 12 74-76 - N. 13 76-78 -
N. 14 79).
Los ángeles de la guarda o ángeles
custodios, y el Número de los ángeles
En el apartado de "Favores y mercedes que
nuestro Señor hizo a la Venerable Madre María Evangelista" tenemos gran
cantidad de referencias de los ángeles que igualmente se encuentran en el
estudio del padre Cantero: "Los ángeles que te he dado por guarda son los
leones fuertes que te defienden" = los ángeles de la guarda o custodios y
su misión de protegernos (AyD 68). Sobre los custodios defendiendo las almas a
la hora de la muerte: "...a la hora de la muerte era mayor la solicitud
que tenían de las almas, y que estaban como un soldado, defendiéndolas y
deshaciendo cuanto los demonios entonces las turbaban. Y que aún en el
Purgatorio condecía nuestro Señor las consolasen" = La acción de los
ángeles custodios (AyD 71-73). El número de los ángeles: "Mostró una
infinidad de ellos (eran más que los hombres) que llenaban todos los campos y
mostraban tristeza" = No es posible determinar con exactitud el número de
los ángeles, pero si se sabe que es inmenso, según testimonios de la Sagrada
Escritura (AyD. 35). Continúa expresando la gran cantidad de ángeles que se le
permite contemplar a María Evangelista en la continuación de textos
recopilados: "Misericordias de Dios Reveladas" y los describe así:
"estaban como enlazados tantos espíritus... y eran tantos que (solo) el
que los crió los podía contar... eran tantos como las aguas cuando caen muy
menudas... (TA. N.38 57-58).
En referencia a los ángeles custodios o de la
guarda, Madre María Evangelista revela que el Señor le ha dado cuatro: Ser,
Fortaleza, Alegría y Presteza (TA. N. 28 86-87). Podemos saber por tradición y
así lo refleja Santiago Cantera, que al menos todos tenemos uno, para
asistirnos y guiarnos. El propio Catecismo de la Iglesia Católica recoge una
cita de san Basilio Magno que así lo indica: "Cada fiel tiene a su lado un
ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida (S. Basilio, Eun. 3,
1)" (CCE. 336) (AyD. 9, 68).
Santa
María, reina de los Ángeles
Madre María Evangelista relata ver en la gloria a
María Santísima; en donde la describe junto a los ángeles como la Señora de los
ángeles: Madre de todos y como a todos les daba sustento (TA. N. 59. 65). El
capítulo 14 del libro del padre Cantera está dedicado a la Virgen María, que
aunque en el orden de la naturaleza humana estaría por debajo de los ángeles,
fue elevada por encima de ellos por la virtud de su maternidad divina, siendo
coronada Reina del Universo por Dios, como Reina de los Ángeles en el cielo
(AyD. 110-112). Sin embargo hay un dato más que recogen los textos de Madre
María Evangelista, y es que manifiesta cómo en la caída de los ángeles, María
había influido de igual forma en la envidia de que el Hijo de Dios fuese levantado
por el Padre sobre todos los espíritus celestiales; porque también negaron que
a su Madre, pura criatura, se la diese por Reina y superior de todos ellos; y
en esta lógica del pecado de los demonios, encaja perfectamente este dato (TA.
N. 70 96-97).
Los
demonios. Acción de los demonios sobre los hombres
La segunda parte del libro de Santiago Cantera está
dedicada a los demonios. Y de igual forma que previamente nos ha mostrado como
los ángeles, que se manifiestan, acompañan la vida espiritual de los santos y
las personas entregadas a una vida religiosa; también éstos sufren la acción de
los demonios para ponerlos a prueba, actuando por permisión divina (al igual
que el resto de los mortales pero con más insistencia en ellos para que fallen
en su camino de santidad); y lo hacen de tres maneras: la tentación, la
obsesión y la posesión, añadiendo algunos exorcistas de nuestro tiempo la
vejación u opresión. (AyD 149-160). En Madre María Evangelista encontramos su
testimonio de opresión de los demonios en el N. 8 de las "Misericordias de
Dios comunicadas". En ella manifiesta que un espíritu le habla, diciéndole
que es grande, y que parece tomar la figura del Señor buscando engañar su alma.
En conversación con el ángel que la acompaña éste le dice que le conoció
previamente porque formaba parte de su coro, el quinto, antes de su caída. Y
Madre María le pregunta porque Dios permite esto, contestándole el ángel que es
fácil distinguirlos en el engaño, aunque haya almas caídas en él; entonces le
relata el caso de quien vive embelesada, pero sin luz verdadera viviendo
engañada por el demonio. Madre María Evangelista le cuestiona si esta persona
se conoce poseída, a lo que el ángel contesta que no: pero permanece a su lado
y le tiene el alma cautiva. Analizando los datos que se recogen
encontramos lo que explica el padre Cantero de la llamada obsesión diabólica:
contra personas santas, con influencia constrictiva psíquica o física;
produciendo efectos como turbar el alma. Acción demoniaca que se debe a la
envidia y soberbia del demonio ante las almas santas, y de la que todos debemos
guardarnos.
CONCLUSIONES FINALES
En mis conclusiones personales finales, solo puedo
constatar que los Textos sobre los Ángeles de Madre María Evangelista son
muchos más que unas visiones místicas, sino que se tratan de formas de
revelación divinas. No puedo saber con exactitud, al no haberla estudiado, los
conocimientos que posteriormente hubiese podido obtener ella en su vida, en su
tradición monástica, en su lectura vocacional o en libros de oración; pero todo
ello no le quita la importancia de cómo relata y lo que relata, que sin duda va
más allá de su experiencia racional para entrar en ese estado místico que pueda
permitir la revelación y que se ha dado en otros santos con experiencias
espirituales similares. En la vida de clausura monástica, en algunos casos
especiales, se ha producido lo que conocemos por el “fenómeno deperolapara
elloremini debe darse un conocimiento previo de quien le acontece; algo que
parece muy distante en este caso de una monja lega, que pasa a monja de coro,
por lo que sabría leer; pero no se demuestra que tuviera una formación o
educación religiosa amplia previamente; y aún menos en los estudios de la
teología angélica, a la que pertenecen ampliamente los conocimientos que
demuestra en sus textos.
Las conversaciones con ángeles, la santísima,
muestran una autoconciencia de formar parte en los conocimientos del misterio
de Dios; algo que lleva a considerarla como alguien que vive muy de cerca y de
otro modo que se escapa a nuestra comprensión, la relación con la divinidad.
Patricio
Pérez Fernández
Seminario Entre el cielo y la
tierra.
Un
acercamiento a la
angelología.
11-VI-2022
BIBLIOGRAFIA:
CANTERA MONTENEGRO,
SANTIAGO. O.S.B. Ángeles y Demonios. Criaturas Espirituales. (San Esteban
Editorial Edibesa. 2015).
FOLGADO GARCIA, JESUS
RAMÓN. Textos selectos sobre los Santos Ángeles. María de San Juan Evangelista
Quintero Malfaz. 1591-1648, monja cisterciense, sierva de Dios (Trifolium.
2020).