13 marzo 2013

Testimonio: Juan Javier Martín Hernández


P. Juan Javier Martín Hernández
Abad de San Isidro de Dueñas
            Querida Madre Abadesa del Monasterio de la Santa Cruz de Casarrubios del Monte (Toledo):

            Querida Madre, esta mañana todavía he despedido a la M. Priora y M. Maestra de Novicias de su monasterio que viajaban con el P. Pierdomenico, Postulador de la S.O.C (Sagrada Orden Cisterciense) para la causa de los santos. Además de la cercanía y la sencillez mostradas, hemos podido conocer los monjes de San Isidro y yo mismo, la figura  de la M. María Evangelista fundadora de su Monasterio.

            Ya  sabe Madre que siendo abad de Oseira, he podido estar muy cerca del P. Damián  Yáñez Neira, gran entusiasta de M. María Evangelista y al parecer uno de los que más las animaron a Uds. A sacar toda la documentación que sobre ella hay escrito.

            Creo que Uds. Y todos los monjes cistercienses en España, debemos apoyar la apertura del proceso de canonización de la Madre María Evangelista.

            La presencia de un santo en una comunidad, que vivió y fraguó su santidad en los muros que se habitan, es un estímulo muy especial para los continuadores, los herederos del carisma y la espiritualidad vividos. Un santo en una comunidad refuerza el nexo de unión con los fundadores del carisma recibido dentro de la Iglesia y ayuda de una manera extraordinaria a abrazarlo con renovado vigor. Así lo he vivido en Oseira con San Famiano, y así lo vivo ahora en San Isidro de Dueñas con San Rafael Arnáiz. He tenido la gracia de ser hasta la fecha el Abad del monasterio del primer santo canonizado en la Orden (Adriano IV) y el abad del último santo cisterciense canonizado por S.S. Benedicto XVI en 2009.

            Quiera Dios que pronto deje de ser San Rafael Arnáiz el último y quiera Dios que la Iglesia acoja todos los pasos del proceso de M. María Evangelista con el rigor y la celeridad con los que acogió el proceso de San Rafael.
           
Querida Madre, salude a todas las monjas y reciba mi saludo y bendición:

            Fr. Juan Javier Martín Hernández, ocso

03 marzo 2013

Testimonios: M. María del Mar y M. Eugenia

   
M. Mª del Mar Martínez López
Presidenta de la Congregación
de Castilla y Abadesa de las
Huelgas de Valladolid 

Querida M. Abadesa y Comunidad:
Después de leer la síntesis biográfica de M. María Evangelista, no puedo por menos de felicitarlas por intentar abrir  el proceso de beatificación de tan santa mujer.

Me ha llamado la atención su gran fe en la providencia de Dios dejándose guiar por su voluntad, pero al mismo tiempo su audacia humana para defender sus derechos, diríamos hoy  “humanos”.

Las animo a seguir con esta empresa y aprendamos todas de ella los valores de la fe, esperanza y caridad y al mismo tiempo la fortaleza para superar las contrariedades de la vida que nunca faltan.

El ejemplo de esta gran mujer vale para todos los tiempos “recios” y hoy también los sufrimos.
¡Enhorabuena por tener de fundadora una gran mujer y una gran santa!.
         Reciban un abrazo y el ánimo para seguir este proceso.
                                  
                                                              María del Mar Martínez


María Eugenia Pablo
Abadesa del Monasterio
 cisterciense e S. Benito
e Talavera de la Reina

           Muy querida M. Abadesa y Hermanas todas:
         Con mucha alegría hemos recibido la noticia de que se encuentra abierto el proceso de estudio sobre las virtudes y santidad de M. Mª Evangelista. Son muchos los años que llevamos viviendo la devoción a esta monja cisterciense, cercana por la proximidad geográfica de nuestros monasterios y por el ejemplo de vida que nos da como consagrada a Dios en el común carisma cisterciense.

         Desde su infancia mostró su deseo de entregarse plenamente al seguimiento de Cristo en la vida monástica. No exenta de dificultades, fue avanzando impulsada por la gracia en el camino que le llevaría a dar su vida por el Reino de Dios. Su paciencia y entereza en el sufrimiento le unen a Cristo crucificado, viviendo sin anteponer nada a su Voluntad, que buscará cumplir fielmente en todos los instantes de su vida.

         Adornada de virtudes naturales y sobrenaturales, vive sencillamente en la vida ordinaria del monasterio, primero como hermana lega, hasta llegar a cumplir su vocación como hermana de coro.

         La devoción a M. María Evangelista se ha hecho concreta en la vida de muchas personas, que la ponen como intercesora ante Dios pidiéndole por sus intenciones y necesidades, especialmente en casos de enfermedad, como podemos testimoniar de familiares de Hermanas de nuestra Comunidad.

          Quiera que podamos ver proclamada oficialmente su santidad, como testimonio de una vida entregada al cumplimiento de la voluntad de Dios, siendo fiel a la vocación recibida y viviendo con paz las contrariedades propias de la existencia humana. Es y será una luz resplandeciente de que el seguimiento de Jesucristo es el verdadero camino de felicidad aquí en este mundo y después en el Cielo.
Contad con nuestras oraciones por esta intención.
Un abrazo de todas vuestras Hermanas de Talavera de la Reina.

María Eugenia Pablo