Se trata
del “reconocimiento de las virtudes
heroicas” de la que hasta ahora ha sido “Sierva de Dios” Madre María
Evangelista, por parte del Papa León XIV. Presidió la celebración, Mons. Luis
Argüello, arzobispo de Valladolid.
En su homilía durante la Misa, Monseñor Luis
Argüello destacó la centralidad de Cristo crucificado en la vida de la ya Venerable
monja cisterciense, subrayando cómo vivió
profundamente unida a Cristo crucificado, configurando su existencia como una
ofrenda constante por la salvación de las almas y cómo viviendo las Virtudes
heroicas, hoy sigue siendo un testimonio vivo en nuestro tiempo que nos invita
a imitarla y a vivir con radicalidad el Evangelio en medio de las dificultades
del mundo moderno.
Estimulado en
este momento por el carisma cisterciense, el arzobispo habló del “corazón de la
esperanza” como la capacidad de vivir en Dios y desde Dios, incluso en tiempos
de incertidumbre. Destacó que la vida de Madre María Evangelista es un signo
profético para la Iglesia, especialmente en una época que necesita testigos
silenciosos, fieles y entregados.
Invitó
a los presentes a dar gracias por el don de esta mujer de fe y a comprometerse
en la oración por su causa de beatificación, así como en la imitación de su
ejemplo.
